El pasado 22 de marzo se celebró
el Día Mundial del Agua para incidir en la importancia de la gestión eficiente
del agua y el futuro de la energía. El uso adecuado de estos dos elementos es
uno de los grandes retos de este siglo, dado el continuo crecimiento de la
población mundial.
El agua es el recurso natural más
importante del planeta y las precauciones en su gestión deben extremarse en los
últimos tiempos. Se estima que en 2025 dos terceras partes del mundo sufran
escasez de agua.
El cambio climático ha
contribuido a la aparición de fenómenos como tormentas, inundaciones y sequías
en países de todo el mundo. Además, la industrialización y el crecimiento
demográfico contribuyen al incremento de la contaminación de las aguas.
Todo esto ha contribuido a que la
ONU declare 2013 como el Año Internacional de Cooperación en la Esfera del
Agua. El objetivo es fomentar una mayor colaboración entre países y mejorar el
acceso, la distribución y los servicios de agua.
Una de las grandes ventajas de la
época actual es el desarrollo tecnológico. La gestión del agua puede hacerse
más eficiente a través de una mayor integración tecnológica en todo su ciclo de
vida. Estas herramientas permiten obtener más información y tomar mejores
decisiones.